Para empezar tu propio criadero necesitarás algunos recipientes de plástico. Con uno basta para comenzar.

Dependiendo del lugar donde los coloques, necesitarás una tapa con hoyos para ventilación. Esto es para evitar hongos o que otros insectos y animales se los coman.

Dentro del recipiente colocarás el alimento para los tenebrios: este puede constar de harina, avena, pan duro, maíz, harina de trigo u otros cereales.

También deberás colocar algún alimento para que se hidraten: uno o dos pedazos de manzana, de zanahoria o de papa son excelentes para este propósito; pero ¡ten cuidado!, ya que si te excedes podrías causar que se generen hongos y bacterias dentro del recipiente.

Los tenebrios son insectos nocturnos, por lo que es recomendable tenerlos en un lugar con poca luz. También puedes cubrir el recipiente con cartones o con papel para que se sientan más cómodos.

En cuanto a la temperatura, debes colocarlos en un lugar que esté entre los 25 y 27 grados centígrados. Los tenebrios pueden soportar una temperatura más baja que esa, sin embargo, su desarrollo no será el mismo al que tendrían en su temperatura adecuada.  

Cuando la población de tu criadero comience a crecer, es recomendable separarlos en distintos contenedores. Separar a la población de tu criadero ayudará a que les brindes un mejor cuidado a las larvas, además de que evitas que los escarabajos se las coman.