Utiliza agua tibia, nunca caliente ni fría, para evitar cambios bruscos de temperatura que puedan incomodarlo.

Un cepillo suave, como el cepillo de bambú para baño, es perfecto para limpiar entre sus púas y patas.

Siempre sécalo con una toalla limpia que sea sólo para él. Esto evitará la proliferación de bacterias.

No es necesario bañarlo con frecuencia; los erizos se bañan cada 6 meses, o antes a menos que lo necesite.